Colombia Tercer Productor Mundial de Carbon y Uno de de los mejores
Colombia, desde la época prehispánica, ha sido un país minero. No obstante, hasta mediados de la década de los 70 prevaleció la pequeña minería de subsistencia. En el caso específico del carbón, la producción a duras penas alcanzaba a abastecer el consumo interno, reducido por lo demás; entre tanto, las exportaciones eran marginales. Solo con la Declaración de Comercialidad del Contrato de Asociación Carbocol-Intercor en 1980 despunta en Colombia la explotación de carbón a escala industrial. Colombia, como lo anunció por aquellas calendas el ex ministro de Minas y Energía Alberto Vásquez Restrepo, se hizo para entonces el propósito de capturar el 10 por ciento del mercado internacional de carbones térmicos; 27 años después participa con el 12 por ciento del mismo.
El año pasado, Colombia exportó 60 millones de toneladas y se consolidó como el tercer exportador a escala mundial, después de Australia y Sudáfrica, con lo cual ha entrado pisando duro a jugar en las grandes ligas de este mercado. Colombia, entonces, se ha convertido en una potencia exportadora de carbón y ha alcanzado un posicionamiento envidiable. La dinámica de las exportaciones de carbón ha sido tal, que ha terminado por desplazar al café y se disputa con las remesas el segundo renglón en importancia en la generación de divisas. A ello ha contribuido el auge de la economía global de los últimos años, impulsada por las dos potencias emergentes, China y la India, grandes consumidores de materias primas básicas para sostener su acelerado crecimiento, como el carbón y el ferroníquel, cuyas exportaciones crecieron el 15 por ciento en los primeros cinco meses de este año. Ello, a su vez, ha repercutido en la bonanza de precios de las mismas; en el caso del carbón oscila en torno a los 60 dólares por tonelada, el triple del precio de los años 80.
Pero, para lograr esta hazaña, no bastaba con poseer las mayores y mejores reservas del mineral en Latinoamérica; que se ha comparado y homologado su calidad, a otros productos nacionales como el Cafè colombiano, que cuenta con el reconocimiento mundial como entre la elite de los mejores del mundo, era necesaria la vinculación de empresas con el suficiente músculo financiero y portadoras de la tecnología y el know how requeridos.
El Cerrejón en La Guajira, la más grande mina de carbón a cielo abierto del mundo, está ahora en manos de verdaderos gladiadores de la industria del carbón, como BHP Billiton, Anglo American y Xstrata, integrantes del consorcio que lo explota (Carbones del Cerrejón), los cuales ocupan, en su orden, el primer lugar, con unos 100 millones de toneladas anuales, el tercero y el quinto en el escalafón mundial de la minería. Y ni qué decir de La Loma, El Paso, Calenturitas y La Jagua de Ibirico en el Cesar, región esta que irrumpió con fuerza en el sector luego de que otra multinacional, la Drummond, entrara en escena, en 1989, a través de un contrato de concesión, la cual a su vez fue secundada por la suiza Glencore, la misma que se hizo al 51 por ciento de la refinería de Cartagena. Esta había participado en el consorcio que compró la participación de Carbocol en El Cerrejón, pero luego le transfirió su participación a su filial Xstrata, para posteriormente extender sus tentáculos al Cesar.
Las inversiones que han hecho estas empresas en la minería propiamente dicha y en la infraestructura de transporte y embarque son colosales, y se aprestan a hacer otras de gran cuantía, en respuesta a la demanda del mercado. En los últimos tres años se han invertido algo así como 500 millones de dólares en El Cerrejón, y para este año se tienen inversiones programadas del orden de los 350 millones de dólares más. Por su parte, la Drummond invertirá en los próximos dos años la suma de 1.100 millones de dólares en la apertura de las minas El Descanso, Rinconhondo, Similoa y La Jagua, así como en la ampliación a 70 millones de toneladas de capacidad de su puerto en Ciénaga. Y la benjamín de estas multinacionales, la Coalcorp, no se ha quedado atrás y planea invertir 400 millones de dólares, aproximadamente, para expandir el área en explotación de las minas La Francia, en el Cesar, y Caypa, en La Guajira. Todo ello explica la importancia que ha adquirido el sector minero en el contexto de la economía, a tal punto que la inversión extranjera directa en el sector minero para el año 2006 representó el 32 por ciento del total (casi en su integridad la absorbió la minería del carbón), por encima del sector petrolero, que tuvo que conformarse con el 29,7 por ciento.
Y no es para menos. Este repunte de la inversión en la minería del carbón responde a los requerimientos del mercado mundial. De acuerdo con la Energy Information Agency, de Estados Unidos, mientras la demanda global crecía 12 por ciento entre 1990 y el año 2003, se estima que el crecimiento será de 44 por ciento entre el 2003 y el 2015. Para el año 2030, el consumo de carbón en el mundo será el doble del de hoy, aupado además por la ola alcista de los precios del petróleo y las restricciones logísticas para el aprovisionamiento con gas natural. De esta manera, las empresas comprometidas en estos desarrollos están asumiendo el reto, que requiere ahora que el Gobierno ponga su parte en materia de inversión pública en infraestructura de vías y puertos, orientada a superar los cuellos de botella que todavía encaran este y los demás renglones de exportación.